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domingo, 12 de marzo de 2017

CONSTRUYÉNDOTE 2 : PENSAMIENTO CRÍTICO

Construyéndote (2)
Aplicación práctica del PENSAMIENTO CRÍTICO

Nosotros ganamos porque contratamos a la gente más inteligente. Mejoramos los productos a base de pensar en ellos hasta que son los mejores. Todos los años nos retiramos uno días para ponernos a pensar adónde va el mundo
                                                                                          Bill Gates. Microsoft

 PensándoTE  

Es un hecho evidente que los animales siguen en el mismo estado primitivo que tenían  hace miles de años. Nosotros, los humanos,  nos hemos desarrollado y perfeccionado a nosotros mismos,   hemos desarrollado la ciencia, la tecnología. Creamos  cosas tan grandiosas como La Declaración Universal de los Derechos Humanos;  los europeos,  el Estado de Bienestar (lo mejor que el hombre se ha dado a sí mismo); la Democracia.
Lo hemos hecho gracias a nuestra capacidad de pensar. Con  esta capacidad hemos vencido, modificado y salvado muchas  circunstancias y hemos podido progresar y  evolucionar. Nuestra capacidad pensante nos dio una ventaja evolutiva que no les fue dada a los animales.

El pensar,  como tremenda capacidad transformadora de los individuos considerados uno a uno y de la sociedad en su conjunto, no hay que comprarlo, nos viene dado y otorgado por el hecho de nacer, a los  humanos. Traemos en origen, debajo de nuestro cuero cabelludo, una capa (neo córtex)  que es la que genera eso tan distintivo e único de los humanos: pensar.

Aunque nuestro cerebro tiene la misma organización y los mismos tipos de neurotransmisores (mensajeros químicos entre neuronas) que los cerebros de los mamíferos, nuestra corteza es mucho mayor que la de cualquier otra especie. Constituye un 80 % del cerebro humano. La corteza es lo que nos hace humanos.

Todos los humanos pensamos. Unos mejor, otros peor. Unos más, otros menos. Pero, todos pensamos. Si lo anterior es cierto, también lo es que nuestro pensar tiene muchos defectos: prejuicios, distorsiones, parcialidades, confusiones, arbitrariedad…

Si es cierto que creamos grandiosas cosas, también es cierto que generamos grandes desastres, verdaderas barbaries que ningún otro animal es capaz de generar. Tanto las grandiosas cosas como las verdaderas barbaries, son fruto de nuestro pensar. A veces pensamos bien y otras veces pensamos mal. Los resultados y las consecuencias de pensar bien son totalmente diferentes de los resultados y consecuencias de pensar mal.


Los  defectos en el pensar,  nos llevan, a veces, a no saber distinguir la verdad de su contrario, la falsedad, lo cual  da como resultado que  emitamos juicios falsos creyéndolos verdaderos. Se nos pasa por alto  que solamente la verdad de las premisas lleva a la verdad de la conclusión (“validez deductiva”) y a la emisión de juicios verdaderos. Si hablamos de razonamiento  inductivo, si las conclusiones presentan un grado de probabilidad determinado (“fuerza inductiva”).   Otras veces confundimos los hechos con las opiniones. Esto da como resultado que nos lancemos a hacer afirmaciones basadas en opiniones que pretenden  convertirse en hechos. De nuevo se nos pasa por alto, que  los hechos deben dar lugar a las opiniones; las opiniones no dan lugar a los hechos. Otras veces, desde un estado de  ignorancia (ausencia de conocimientos con respecto a algo) emitimos juicios  bajo la etiqueta de certeza (afirmar algo sin temor a equivocarse) lo cual da como resultado el  error, tomando lo verdadero como falso y lo falso como verdadero.

Los errores y los sesgos en el razonamiento aparecen cuando nos saltamos las reglas de la lógica,  las cuales, en el razonamiento deductivo,  nos permiten saber si a partir de unas premisas podemos inferir unas conclusiones válidas o inválidas.  Si hablamos de razonamiento inductivo, no tenemos en cuenta el teorema de Bayes, el cual nos permite obtener la probabilidad de una conclusión ante un conjunto posible de conclusiones alternativas (“fuerza inductiva”).  En la práctica, razonamos sin tener en cuenta nada de esto. [1] 

No me extiendo más en nuestros defectos en el pensar. Creo que ya es suficiente y no quiero bajarle la autoestima a nadie. Ejemplos prácticos los tenemos todos los días, y no tan solo en las tertulias televisivas, sino en nuestras propias discusiones con amigos, en las charlas interpersonales, en las reuniones de las empresas… Todos podemos recordar ejemplos  claros de “diálogos de besugo” que están a la  orden del día. También hay gran afición  al “onanismo mental” puesto de manifiesto en algunas reuniones realizadas en entornos laborales y de otras índoles.

¿Qué piensas sobre tu propio pensar?

Las preguntas a plantearse son: 
¿Podemos mejorar nuestro pensar? ¿Qué ganaríamos con ello? ¿Nos ayudaría a mejorar nuestra vida?

Las respuestas a estas preguntas puede ayudarnos a restablecer la autoestima perdida en la exposición de los defectos: Sin duda podemos mejorar, y mucho,  nuestra forma de pensar. Nos viene dada de origen, según decíamos anteriormente, pero tenemos mucho que mejorarla y perfeccionarla. 
Los dos grandes recursos que utiliza el pensamiento crítico en su proceso de elaboración de posturas lógicas, razonadas y justificadas, son los conocimientos y la inteligencia. Nadie duda que los conocimientos que tenemos en nuestra mente los estamos mejorando todos los días. Si no lo hacemos así, en poco tiempo quedamos desfasados y no entendemos el mundo. También es mejorable  la  inteligencia,  la cual se puede incrementar a partir de la experiencia, es decir, del pensar, de la reflexión. Solo tenemos experiencia de las cosas que hemos reflexionado. 

 “Si piensas un poco en un ser humano, te das cuenta de que su mente no está sólo en el cerebro, sino en la biblioteca, el ordenador, los amigos y todas las herramientas para pensar que ha adquirido a lo largo de su vida. Si se despoja a una persona de estas herramientas, se queda indefensa”.
Daniel Denté,
 Director del  Centro para estudios Cognitivos de la Universidad de Tufts.


Refiriéndonos a los conocimientos, todos somos conscientes de la velocidad a la que evolucionan. Si nos situamos en el año uno de la era de Cristo, se necesitaron 1700 años para duplicar el conocimiento y el acervo tecnológico que entonces había. Ocurrió esto en el año 1700. Después del año 1700 de nuevo se duplicó el conocimiento en el año 1850, es decir, en esta segunda ocasión ya no se necesitaron 1700 años, sino tan sólo 150 años. La tercera ocasión en la que se duplicó el conocimiento, fue en el año 1925 (se necesitaron 75 años). La cuarta vez ocurrió en el año 1975 (después de 10 años desde la última vez que se había duplicado el conocimiento). [2]Todo parece indicar, que actualmente se necesitan menos de cuatro años para que se dupliquen los conocimientos.

Ante esto  muchos tienen la impresión de que necesitamos dotarnos de nuevos modelos mentales, generar programas mentales más adecuados para abordar los tiempos actuales y no quedar descolgados.  Estas mismas personas se preguntan. ¿Existen esos modelos?

          “Se han descubierto más cosas sobre el cerebro en las dos últimas                     décadas, que en los últimos dos millones de años”Rober Sperry
 El neurólogo Richard Restak, nos habla de un nuevo cerebro:
 “El cerebro humano, antes un órgano misterioso, fascinante, desconocido…se presenta ahora ante nosotros bajo una nueva luz. La tecnología y la biología se unen para influir en su evolución, tanto que ya se empieza a hablar de un “nuevo cerebro”
Así empieza la portada del libro de este autor titulado “Nuestro nuevo cerebro” y editado por Urano.


¿Nos estamos aprovechando realmente de estos nuevos conocimientos?

Una cosa es nuestro nivel de inteligencia (CI), y otra es como  utilizamos la inteligencia que tenemos. Normalmente, la diferencia entre las personas no la marca el grado de inteligencia que tienen sino el cómo  utilizan la que poseen. No te sirve de nada que tengas un destornillador o un ordenador si no sabes cómo utilizarlo.

 “Conocer  el funcionamiento de nuestro  cerebro puede permitirnos  entender y mejorar nuestras vidas” [3]


¿Te ocupas en actualizar tu  software cerebral?


SintiéndoTE

Visión de helicóptero de tu realidad:

¿Qué sueles sentir?

En un día típico y representativo de tu vida, ¿que sientes con más frecuencia: miedo, desilusión, preocupaciones, temores…? ¿O más bien sientes optimismo, ilusión, entusiasmo, esperanza...? Una forma de sentir te lleva al fracaso y a la frustración, mientras que la otra te lleva al logro y al éxito

¿Qué hace que sientas lo que sientes?

Sea lo que sea lo que sientes, ello no es debido a la realidad que te toca vivir, a las circunstancias,  sino tu percepción, a lo que piensas, a las ideas que tienes en tu mente acerca de esa realidad, de esas circunstancias. Es por esta razón, que dos realidades objetivas, vividas por dos personas diferentes, lleva a una a sentir sobre todo emociones positivas mientras que la otra siente emociones negativas. Lo que marca la diferencia no es la realidad, sino tu pensamiento. Deshazte de estos pensamientos, cámbialos por otros y cambiará tu realidad.

Esto, dicho así,  puede parecer un mensaje salido del optimismo de pandereta, que nada tiene que ver con el optimismo funcional que preconizamos desde este foro. Si el primero se olvidaría de la realidad, este segundo, te llevará a cambiar la realidad por ti mismo, operando en ella, no desde la vulnerabilidad de estados debilitadores, sino desde la fortaleza de estados potenciadores, los cuales puedes crear tú mismo percibiendo, pensando de forma inteligente. Enfrentándote a la realidad con tus mejores recursos y en tu mejor estado.


Hay todo un debate acerca de que es lo primero, el pensamiento o el sentimiento. La  cuestión  podemos resolverla diciendo que el pensar, sentir y actuar van juntos, forman un todo en un esquema de causa-efecto.
Somos lo que pensamos y si aprendemos a controlar nuestros pensamientos, también controlamos nuestros sentimientos. El sentimiento es una  reacción física a un pensamiento. Cada emoción tiene un correlato fisiológico.   Cambiando tu percepción y cambiaran tus emociones.

“Jilly Ccoper, famoso novelista, escribió una vez un artículo en un periódico en el que decía que para saber  si un marido tenía una amante había que mirar el largo de la corbata cuando salía de casa después de desayunar y cuando volvía por la noche. Un día un caballero volvió a casa con la corbata mucho más corta que cuando se fue por la mañana. Su mujer inició una discusión acusándole de estar viéndose con otra mujer.

“Cariño, he ido a jugar al squash” contestó él. Hay que quitarse la corbata para jugar. La precepción de la mujer cambió y con ella sus emociones.” [4]

Nuestros pensamientos son determinantes en nuestro sentir y en nuestro  hacer. En este mismo Blog, en el post titulado: La CADENA PSA como fuente de nuestros RECURSOS 1, decíamos que primero pensamos y que en función del tipo de pensamientos que tengamos, generamos unos estados  que nos van a facilitar mucho una actuación eficaz o, por lo contrario, nos la van a dificultar o incluso impedir actuar eficazmente.

La manera en que cada persona ve su propio intelecto influye mucho en las dificultades o facilidades  que le surgen a la hora de funcionar. Si alguien se ve a sí mismo como inteligente y otros apoyan su creencia, se le incrementan considerablemente las probabilidades de desarrollar el potencial de su cerebro. Un experimento realizado hace muchos años (1968),  por Richard Rosenthal y Leonore  Jacobson así lo confirma.  De ahí nació el “Efecto Pigmalión” y la “Profecía auto cumplida” que tanto se utilizaron como argumentos en infinidad de cursos de desarrollo personal.

No es lo mismo sentirse bien que sentirse mal. El BIS: Bienestar Individual Subjetivo (lo que comúnmente llamamos felicidad) es muy importante. Las personas, los sitios, las situaciones, los definimos, básicamente, en función de cómo nos sintamos con, en o ante ellas.

¿Qué sientes como consecuencia de pensar sobre tu propio pensar?

ActuándoTE

Hay muchas formas de mejorar nuestro pensar [5], pero lo primero es echar mano de la Meta cognición. Es una de las características del pensamiento crítico: pensar acerca de nuestro propio pensar. Se trata de ser consciente de nuestro pensamiento cuando realizamos una tarea específica y luego, usar esta conciencia para controlar lo que estamos haciendo.

Cualquier profesional ya sea fontanero, electricista, etc.,  tiene muchas y diversas herramientas en su maletín de trabajo. Estas le facilitan el realizar,  con competencia,  una serie de tareas propias de su profesión. El  cerebro humano tiene también herramientas, programas mentales que usados solos o en combinación, nos permiten resolver mucho mejor todas las situaciones que se nos presentan en la vida.
No solo se necesita inteligencia para reconocer y mantener un programa mental, sino que su uso proporciona mayor inteligencia a quien piensa sobre cómo utilizarlo. Este “pensar sobre como pensamos” se llama Meta cognición, la forma de pensar de manera inteligente.

La meta cognición, la capacidad de salirnos de nosotros mismos y reflexionar sobre nosotros mismos, es una facultad que no tiene ningún otro animal de la escala filogenética. Nos dio a los humanos una ventaja evolutiva muy importante. También, es la que marca la diferencia entre las personas que saben resolver de forma conveniente las dificultades de la vida diaria de quienes no saben hacerlo.
   
Normalmente, cuando nos enfrentamos a una situación pensamos: “¿Qué hago a continuación?”. Pensar inteligentemente pasa por preguntarse, primero, ¿Qué pienso sobre lo que puedo hacer?, y segundo, ¿Qué hago a continuación?
    

Lo ideal es enfrentarse a una situación haciendo la siguiente pregunta:

     ¿Cómo puedo hacer, para pensar mejor sobre lo que podría pensar,  sobre lo que puedo hacer ante este problema, proyecto, objetivo o situación?
La pregunta, a primera vista, es un poco  enrevesada. No la rechaces por esto. ¡Piénsala!




Visión de helicóptero de tu hacer


La atención y la conciencia son los fundamentos sobre los que descansa nuestro entendimiento y comprensión del mundo.

Para tomar conciencia (darte cuenta) de tu actuación, para ser consciente de si estás actuando bien o mal en función del objetivo que persigas en una determinada situación, es bueno “elevarse”, coger perspectiva.  Si los árboles no te dejan ver el bosque… ¡ELÉVATE!

Aplicación práctica

Cada persona tenemos un “doble yo”: un yo actor, y un yo observador.

El yo actor actúa y ejecuta la conducta. El yo observador, observa, guía la actuación del yo actor. Proporciona información de la situación. El yo observador se “sube al helicóptero”, determina la distancia óptima, mira desde lo alto, ve las cosas con perspectiva y tomas conciencia, se da cuenta de cómo está actuando. Por eso puede guiar eficazmente al yo actor, el cual, enfrascado en la actuación no se da cuenta de muchas cosas significativas que están ocurriendo mientras el actúa. Se forma así una idea sistémica de la situación.

En la próxima reunión que tengas, o en la próxima situación a la que te enfrentes, tómate un momento y “sube al helicóptero”.




¿Cómo percibes tú el mundo?
¿Cómo utilizas tu atención en el mundo y llegas a ser consciente del mismo?
¿Cómo llegas a saber?

BIBLIOGRAFÍA


[1]GONZALEZ LABRA María José.: Introducción a la Psicología del Pensamiento. Editorial Trotta, Madrid 2001, p.105
 [2] CHINCHILLA Nuria.: Seminario  “La gestión del tiempo directivo”. IESE.
[3]RATEY John J.: El cerebro: manual de instrucciones. Mondadori S.L. Barcelona 2012
[4] DE BONO Edward.: ¡PIENSA! Antes de que sea demasiado tarde. Paidós Madrid 2011. P. 174
[5]LEWIS David y GREENE James.: El arte de pensar. Martinez Roca, Barcelona 1989