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viernes, 19 de agosto de 2022

LOS MAYORES 7: ¿Cómo nos llevamos con el que somos?

 



LOS MAYORES 7: 
¿Cómo nos llevamos con el que somos
?

 

“Nuestras vidas son como el curso del sol en el firmamento. Por la mañana gana continuamente fortaleza hasta que alcanza el cenit del mediodía. Entonces, acontece la enantiodromia: el movimiento constante hacia adelante que ya no denota un aumento, sino un decremento, en fortaleza.”                                                                                                             Carl Gustav Jung     


                                          Entendiendo el contexto

      

El 11 de julio del año 2017 empecé  a publicar, en mi blog,  una serie de artículos sobre las personas mayores. El  primero de ellos lo titulé:

LOS MAYORES 1. LAS TRES EDADES

Lo comencé de esta forma:

 ¡Feliz cumpleaños!
¡Mis mejores deseos para que te sigas manteniendo joven…!
Casi todos, a lo largo del año, echamos mano del repertorio de frases convencionales para desearle un feliz aniversario a nuestros semejantes.  Siempre nos referimos a lo mismo, a la edad cronológica, a esa que cae a golpe de calendario. En al artículo que comparto  invito a reflexionar sobre las otras edades, ante las cuales, la edad cronológica, la que se refleja en el DNI, va perdiendo cada día más valor. Hoy priman la edad biológica y la edad psicológica sobre las otras.

 Siguiendo con mi costumbre de hacer preguntas en mis escritos, comenzaba  el siguiente párrafo con esta pregunta: ¿Cuál es tu experiencia con la edad? Y aportaba  una pequeña reflexión que, si estas interesado en el tema,  te invito a leer en el artículo que  sigue en mi blog.

Subtitulé en párrafo siguiente, también con otra pregunta: ¿Qué pasa con la edad? y  seguía con cinco preguntas más:

¿Es tan mala como algunos sostienen?

 ¿Es, tal vez, solamente un artefacto social creado por una sociedad sin valores, totalmente hedonista, en la cual el culto a la juventud es lo que prima?

¿Una sociedad que pasa de todo excepto de ganar dinero y gastarlo, que burla cualquier tipo de espiritualidad, desarrollo personal, ética, valores y otras palabrejas que no son otra cosa que “monsergas de los mayores”?

 ¿Será cierto que la edad, por sí misma, marca pautas de siniestro y desolación?

 ¿Qué hay de cierto con las tan mencionadas pérdidas de “facultades” de los mayores?

Sigue el artículo con toda una serie de reflexiones que, si estás interesado,  te invito a leer y, sobre todo,  a reflexionar.

El último artículo de esta primera serie lo publiqué en el blog el 12 de abril del año 2019 y lo titulé:

MAYORES 6: EL APOCALIPSIS DE LAS PENSIONES

 

Comienzo hoy una segunda tanda de artículos sobre los mayores con el siguiente título:  

LOS MAYORES 7: ¿Cómo nos llevamos con el que somos?

Venimos a este mundo con un cuerpo físico regido por las leyes biológicas. Podemos llamarle nuestro primer nacimiento. A medida que nos vamos desarrollando, vamos tomando consciencia de nosotros mismos, de nuestro yo. De esta forma podemos llegar a responder a la enigmática  pregunta de ¿Quién soy yo? Sería nuestro  segundo nacimiento.

Los dos nacimientos, el primero  –cuerpo­­­-  más el segundo –yo-   van construyendo una convivencia  más o menos armoniosa, más o menos estable,  con más o menos  fluctuaciones, que dura toda la vida, hasta que finalmente el cuerpo físico se convierte en cadáver, es decir, se muere para terminar en cenizas o en gusanos.  Es esta convivencia la que da respuestas a la pregunta del título: ¿Cómo nos llevamos con el que somos? O si la quieres hacer más personal ¿Cómo te llevas con el que eres? O de forma más precisa. ¿Me llevo bien con el que soy?

Si tu respuesta es un rotundo sí,  es probable que seas una persona joven  y que tu cuerpo te proporcione grandes satisfacciones derivadas del amar, del entusiasmo, del asombro, de comer, el dormir, el beber, etc. etc. Tú ordenas y tu cuerpo te obedece aplicándote un refuerzo positivo: te sientes bien, experimentas placer, disfrutas, en definitiva,  te sientes a gusto dentro de tu propia piel. 



Si por lo contrario, tu respuesta es un rotundo no, es probable que seas una persona con muchos años – permítaseme  no caer en eufemismos del tipo de tercera edad, etc. diciendo que eres una persona vieja al cual su cuerpo ya no solo no le obedece,  sino que además le  proporciona refuerzos  negativos en forma de malestares, dolores, ansiedades...

Este distanciamiento entre el cuerpo físico  y el yo inmaterial, invisible e impalpable -al que se le llama de muy diversas formas: yo, ego, conciencia,   los creyentes alma, espíritu, etc.- no suele ser espontáneo sino que se va fraguando poco a poco a medida que vamos cumpliendo años.

Nuestro cuerpo no es nuestro verdadero yo. Cada uno de nosotros sentimos que lo utilizamos como vivienda, en la que estamos muy a gusto cuando somos jóvenes. Más adelante, cuando ya no somos tan jóvenes,  empezamos a encontrarle deficiencias. Un poco más adelante, cuando ya somos viejos,   la convivencia se hace muy conflictiva e incómoda. Nuestro yo se hace plenamente consciente de los desgastes del cuerpo, de sus limitaciones y deficiencias. A nuestra casa, en la que habitamos,  le salen goteras por todos los lados. Nuestras visitas al médico se hacen cotidianas y este no para de retejar y remendar.   

Esta primera reflexión que acabo de exponer hay que entenderla de una forma general, grosso modo. Soy consciente de que si entramos en detalles habría muchos matices que reseñar, pero,  aun así, si podemos generalizar que  antes de que suceda la  enantiodromia de la que nos habla Jung, -el juego de los opuestos, según sostenía Heráclito “todo lo que es pasa a su contrario”-,  la vida transcurre feliz. Nuestra autenticidad, receptividad, curiosidad y disfrute,  nos aporta todo un cúmulo de placeres.

Para explicar lo que acontece, después de  la enantiodromia: el movimiento constante hacia adelante que ya no denota un aumento, sino un decremento, en fortaleza, y para no dramatizar la situación, recurro a Manuel Vicent:

“Cuando en el cuarto de baño, al contemplar tu rostro en el espejo, compruebes que eres una ruina, no te desprecies por eso. Se trata de un desastre natural, que nada tiene que ver con el cambio climático. [...]Por muy desgraciado que te sientas, sin duda habrás guardado algunos momentos de placer en tu memoria. Recuerda qué limpio estaba aquel mar de tu niñez, cómo sabían los frutos dorados de aquellos árboles, qué aroma tan puro contenían las hogazas de pan candeal que se guardaban en la alacena de la vieja casa"        COLUMNA: Sostenible.

Si quieres profundizar en esta idea de invito a leer, en este mismo blog:

LOS RELATOS CREAN REALIDAD: La canción lógica

 https://neuroforma.blogspot.com/2019/12/la-cancion-logica-nacemos-con-una-serie.html

 

 Nada más lejos de mi ánimo que caer en una visión pesimista del envejecimiento. También es cierto que tampoco me gusta el que en su día llamé el ‘optimismo de pandereta’. Si eres lector de mi blog tienes muy claro los beneficios del optimismo funcional, y los graves perjuicios de optimismo bobalicón, sin sentido,  de los  que creen que  este mundo es una jauja. Ya sostenía en marzo del año 2018 en el artículo

 LOS MAYORES 3.REFLEXIONES SOBRE LA EDAD

 Que no me gustaría distorsionar la realidad que me tocará vivir cuando llegue a la etapa de la ancianidad (Ver Figura 1)  ni a través de la idealización ni  de la infravaloración. A lo largo de toda mi vida he practicado el óptimismo funcional. Me proporcionó buenos resultados, en consecuencia,  pienso seguir practicándolo en el tiempo que me queda por vivir, reajustándolo  a mis circunstancias personales y al contexto que me toque vivir.

 En ese mismo artículo, también decía que la invisibilidad social de los mayores, de repente cambió de signo y pasó a ver la luz. Apartados del sistema productivo y condenados al ostracismo social por arte y magia de la incompetencia de los políticos de turno, que les llevó a encender el interruptor de las ‘sagradas pensiones’, hizo que los mayores  salieran de su letargo y pasasen a ser parte activa y visible en foros en los que son olímpicamente ignorados. Su presencia en las calles, en los medios de comunicación, en las tertulias televisivas, en las discusiones del bar, en las redes sociales, en las conversaciones familiares, forma  ya parte de la cotidianidad.

 


 ¿Quiénes son esos mayores que tanta guerra están dando? 

¿Es consciente la sociedad de quiénes estamos hablando? 

¿Tienen conciencia (capacidad de darse cuenta) ellos mismos de quienes son como colectivo?



 Y a ti, sea cual sea tu edad, 

¿te interesa el tema de los mayores?

 Tenemos el reto de enseñar a nuestros hijos y nietos cómo se vive una vejez activa  y gratificante, para que cuando ellos lleguen a la misma, la afronten con una sana autoestima e impidan que los agrupen en un “almacén de viejos” haciéndoles creer que son decrépitos e inservibles. 

"¿Me dirás por favor, por favor, qué es lo que hemos aprendido?

Sé que suena absurdo, pero
por favor, dime quién soy.”

Supertramp, The logical song


Dudé, si empezar o no, este artículo con la enantiodromía de Jung. No acababa de convencerme  eso de transitar en sentido contrario. Finalmente recurrí a ella por ser bastante ajustada al sentido común imperante  –no olvidemos que es el menos común de los sentidos-  en los tiempos actuales.

El hecho de pertenecer a un grupo da lugar a que los demás nos perciban de una manera determinada y a un trato diferenciado por parte de estos. La percepción que tenemos de los grupos a los que no pertenecemos, y que es la que origina este trato diferenciado, la sustentamos, en muchas ocasiones,  en prejuicios y estereotipos que nos llevan a tratarlos de forma discriminatoria. Ejemplo paradigmático de esto es  el colectivo de los viejos -sin eufemismos de "tercera edad" y demás pamplinas -.  Utilizo este término en la figura 1 que aparece en este artículo para hacerme entender con mis lectores, pero, a mi juicio, hay que empezar a desterrarla. Los fines del eufemismo son disfrazar lo feo de bonito o neutro; disfrazar lo fácil de complicado; disfrazar la vacuidad de palabrería; disfrazar lo concreto de vaguedades. A nuestra edad debemos, a mi juicio,  aspirar a la autenticidad. Si quieres argumentos de por qué digo esto te invito a leer, en este mismo blog, el artículo titulado:

LACORROSIÓN DEL LENGUAJE

Hay toda una retahíla de (¿insultos?) añadidos que componen el estereotipo con que muchas personas perciben a los pertenecientes a la población de los mayores: carcamal, añejo,  senil, caduco, decrépito, vejestorio, carroza, nonagenario, octogenario, ochentón, chocho, matusalén, añoso, arcaico, asilado,  caduco, veterano, vetusto, envejecido, longevo, senil, setentón, vejestorio… 

Es la forma más sibilina de condicionar  e impedir a las personas que llegan a ella, el disfrutar de una vejez activa y gratificante que es el objetivo que me guiará a la hora de escribir esta segunda tanda de artículos sobre los mayores.

 Espero que tú si has leído el artículo hasta llegar aquí, puede ser una señal de que sí estas interesado en el tema,  y sigas leyendo los próximos artículos que iré publicando en mi blog. Como entenderás no me mueven intereses comerciales, ni mucho menos propagandistas. Si quieres saber lo que realmente me mueve a escribir en este blog y lo que puedes esperar de mí, te invito a leer, el siguiente artículo:  

 

SOBRE MI

https://neuroforma.blogspot.com/2016/10/comienzo-2-si-has-leido-la-primera.html

 

"Sé dueño de tu edad y vive la vida a tú manera"

                                                                                        Carl Honoré





domingo, 1 de agosto de 2021

NUESTRAS CIRCUNSTANCIAS




 Nuestras circunstancias


 “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo”

 Ortega y Gasset

No me gusta mucho expresarme a través de frases hechas por otros, que suenen bien y con las que, necesariamente, todos los que tenemos algún sentido común,  estamos de acuerdo con lo que dicen. Prefiero manifestarme con mi propio estilo.



Esta, que publico hoy,  la encontré echándole un vistazo al Facebook y observar que la había subido una amiga mía. Después de pensarlo, decidí compartirla haciendo mi propia interpretación y explicándola con mi propio y  personal estilo. 

Supongamos que le decimos a una atleta de élite con un palmarés de éxitos tras de sí, que no tiene ningún mérito lo que ha conseguido ya que lo puede lograr cualquier otro. ¿Se enfadará? Seguro que no, que lo tomará como cómico y se reirá  de muy buena gana.

Considerará a quien se lo dijo, como una persona excesivamente susceptible, testimonio claro de una manifiesta inferioridad que la persona cree tener (a veces erróneamente) y  que le dice eso,  no desde su racionalidad,  sino desde un arrebato de impulsividad que le impidió haber reflexionado  y medir el alcance de lo que dice.

El dejarse ir, además de las torpezas que ello suscita y de los resentimientos que engendra, quita toda autoridad a quién así se manifiesta. No me resisto a citar otra frase que encontré hoy en Facebook :

"Pon el cerebro en funciomamiento, antes de poner la lengua en movimiento"

Leer: https://neuroforma.blogspot.com/2021/07/la-utilidad-del-silencio.html

 

 


El  cóctel del resentimiento,  con todos y cada uno de sus ingredientes, es una mezcla que nos “emborracha” y nubla nuestro raciocinio no facilitándonos una vida saludable. Tiene un alto coste emocional y físico para quien lo lleva encima impidiéndole sentirse libre, con la sensación de que controla su vida, con proactividad y sentido de logro. Va por la vida sintiéndose víctima con todos los sentimientos negativos que ello conlleva.

Leer:https://neuroforma.blogspot.com/2017/06/cambio-depreguntas-4-cambiar-de.html


Una persona resentida adopta en la vida diversas actitudes y comportamientos para enfrentarse a la misma. Una forma que se adopta,  muy abundantemente,   es la del victimismo, el cual   está a la orden del día.

 En la vida cotidiana, encontramos  a gran número de personas culpando de sus males a las más diversas causas, sin darse cuenta,  que como adultos responsables,   hacen acciones que tienen consecuencias. Hay que considerar  que todo acto tiene consecuencias lógicas, previsibles. También es cierto que otras veces,  las consecuencias son ilógicas, imprevisibles e inesperadas. Aún así, de forma general podemos establecer el siguiente axioma:  

Si no te gustan las consecuencias (resultado),  cambiar las acciones (comportamientos),  es más práctico que buscar culpables. 


Analizar  las consecuencias, y si estás no son las que esperábamos  y deseábamos, sustituir  el comportamiento por otro más efectivo es el camino a seguir.  

Hoy más que nunca es necesario dejar de  lamentarse y pasar a ocuparse. Pasar a formar parte de la solución y no del problema. 



No convertirse en “protagonistas paralizantes” poniendo nuestra atención en el miedo, la preocupación  y en lo incierto, sino convertirse en protagonistas activos  dotándonos de iniciativa y autonomía, vencer al miedo,  teniendo la valentía de decir lo que pensamos y aportando soluciones a las dificultades  con las que nos vayamos encontrando. Nos dice José Antonio Marina, en su 'Anatomía del miedo' que para vencer el miedo la naturaleza generó en los animales diferentes estrategias: huir, paralización, sumisión y ataque. Además de estas, en los humanos,  se inventó la valentía. 

 




“El que pierde abundancia pierde mucho; el que pierde a sus amigos pierde más; pero el que pierde su valor pierde a todos”

Miguel Cervantes


¿Qué rol adoptas en la vida: el de víctima o el de protagonista?

 ¿En que medida estás de acuerdo o en desacuerdo con estas tres cuestiones siguientes?: 

1. Para todo efecto hay una causa.

2. No se pueden producir determinados efectos si no se facilitan determinadas causas.

3. Para cambiar un determinado efecto hay que modificar las causas.

 Leer:https://neuroforma.blogspot.com/2017/03/construyendo-te-aplicacion-practica-del.html

APLICANDO  lo anterior a NUESTRA VIDA, podemos quedarnos con  lo siguiente:

1. “La vida es como un eco, si no te gusta lo que recibes (efecto), presta atención a lo que emites (causa)”.

2. La proactividad es poner las causas que provoquen los efectos que deseamos.

3. Si quieres dirigir tu vida (efectos), tienes que hacerte cargo del control de las causas.


 Yo soy yo y mis circunstancias” 

Esta frase, tan repetida y que todos escuchamos alguna o muchas veces, pone el énfasis en las circunstancias, en la resignación, en la reacción, en la falta de control que tenemos sobre lo que nos sucede, en que cada uno somos como somos, en que tenemos la situación que tenemos  y en que hay muy poco que hacer, salvo el conformarse.  Detrás de ella están otras que también todos escuchamos, o incluso dijimos,  tales como “Yo soy así”, “Yo nací así”, “no hay nada que hacer”, “las cosas son como son”, “todos tenemos un destino predeterminado”, “hay que resignarse” etc. etc. etc. Una retahíla de etcéteras que nos salen automáticamente y que una vez dichas nos quedamos tan panchos, tranquilos,  sin preocupaciones, satisfechos.   

 

¿Eres de los que utilizan, de forma habitual,  frases de este tipo?

 

En mi infancia,  los  “ilustrados” de la época   lo repetían muchas veces: “yo soy yo y mis circunstancias”. Nos lo decían para que no intentáramos  modificar o cambiar las  circunstancias y nos conformáramos con lo que éramos y teníamos. No sé si era ignorancia o mala fe, más bien creo que lo primero. Es probable que estuvieran  convencidos de que era lo mejor para todos. Lo cierto es que dicha frase era una adulteración (alteración o eliminación de la calidad y pureza de una cosa por agregación de algo que le es ajeno o impropio)  clara y manifiesta de la auténtica y original frase. 

¿Conocerían la frase completa de Ortega y Gasset? :


 “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo”. 

El mensaje de esta segunda frase es justamente contrario y opuesto al de la primera. 

En el supuesto de que la conocieran completa:

¿Alcanzarían a ver su significado? 

¿Entenderían que hay que abordar la vida desde la proactividad y no desde la reactividad?

En el supuesto de que la conocieran completa y comprendieran su significado: 

¿Les parecería un mensaje revolucionario y pervertidor del orden establecido el intentar cambiar las circunstancias? 

¿Tendrían miedo a divulgar el mensaje de la segunda por las consecuencias funestas que podrían acarrearle en el contexto de aquella época? 

Hoy sigue habiendo  “ilustrados analfabetos” (valga el  oxímoron)  que mandan  mensajes similares, unos de forma explícita (como aquel eurodiputado polaco que se atrevió a decir, en estos tiempos actuales,  que las mujeres son "más débiles, más pequeñas y menos inteligentes"),  y otros en forma subliminal. 

En la figura de los círculos que aparece más abajo,  queremos representar a dos personas, la persona A y la persona B. La B, aceptando la frase del ilustrado de la época; la A, poniendo en práctica la auténtica frase de Ortega Y Gasset. Los dos círculos que representan a ambas personas son iguales aunque, por un efecto de ilusiones ópticas,  los vemos desiguales percibiendo que el círculo A tiene un diámetro mayor que el círculo B. Una persona, rodeada que personas pequeñas, la percibimos como más alta de lo que realmente es. El círculo A, rodeado de círculos pequeño, parece más grande que el mismo círculo B, rodeado de círculos más grades. 



En la vida práctica sucede lo mismo. Una personas con miedo y con un extremo conformismo que le lleva a  estar convencida de que no puede hacer nada para modificar su situación, las circunstancias de la vida lo aplastan. Por lo contrario, una persona   convencida que que puede hacer algo por cambiar su situación, las circunstancias de la vida, las mismas o parecidas a las de la otra persona, no solo no le aplastan, sino que le motivan a hacer algo para mejorar su situación.

 "Solo la acción consigue resultados" 

 

"El simple hecho de intuir, a una edad temprana, un destino más favorable a menudo nos permite romper los muros que nos aprisionan." (Pascal Bruckner)

 

 Vivir, hombre y mujeres,  según nuestros sueños  y no según nuestros miedos, es muy práctico, siempre, claro está, que no caigamos  en el que yo llamo "optimismo de pandereta" o extravagante, y actuemos  desde la óptica del optimismo funcional: 

"la mirada en el cielo y los pies en la tierra"

 

 


 

 

 

 

 

domingo, 30 de diciembre de 2018

ASPIRACIONES Y FELICIDAD




ASPIRACIONES Y FELICIDAD

“La felicidad puede concedérsela uno a sí mismo si no pide más de lo necesario. Calígula solo era un inmaduro”. Manuel Vicent
                                                 
Las falsas expectativas acaban por generarnos frustración. Cuando la curva de deseos no va acompasada a la curva de realidades,nos produce desasosiego [1]. Cuando no valoramos lo que tenemos sino lo que no tenemos nos amargamos la vida. Cuando dejamos que los profetas del positivismo doctrinario nos inoculen el virus del optimismo de pandereta, perdemos el norte. Cuando solo nos importamos a nosotros mismos  y no vemos lo que ocurre a nuestro alrededor nos hacemos insensibles. Cuando no disfrutamos de las pequeñas cosas y buscamos grandes acontecimientos, caemos en la ostentación.  Cuando nuestro trabajo no nos aporta nada más que 'ganarnos los garbanzos' nos deshumanizamos.[2]
















[1] :
Ver VIDEO: 

La práctica consciente te lleva a ser competente 

https://www.facebook.com/JulioIglesiasRo/videos/418444215550406


"La luna de Calígula está aquí en la tierra donde cualquiera que remonte el río de la memoria hallará un aroma, el tacto en otra piel, un sabor en el paladar, el sonido de una música evanescente o una imagen velada en el espejo del pasado cuyo recuerdo le nublará el cerebro y le hará saltar las lágrimas de placer. Un instante de esta felicidad da sentido a toda una vida y en esas sensaciones hay que apoyar la palanca para sobrevivir". Vicent: 





La frustración, el desasosiego, la amargura, perder el norte, la insensibilidad, la ostentación, y la deshumanización,  están reñidas con el BIS: Bienestar Individual Subjetivo


viernes, 3 de noviembre de 2017

LA FRAGILIDAD DEL TRABAJO 3: EL AHORA

LA FRAGILIDAD DEL TRABAJO  3


EL AHORA: 

De lo general a lo concreto.

         QUE MÁS  PODEMOS HACER,
                                     para que  lo que puede  acabar pasando, no pase.
   “Ser es hacer”

SITUARSE EN EL CONTEXTO


En La Fragilidad del Trabajo 1,  hemos pasado por los  tres tiempos: El Antes, El Ahora y El Mañana. Por el pasado, sin el cual no se puede entender el presente; por el presente, sin el cual no se puede construir el futuro; por el futuro, que da sentido a los otros dos y motivación (energía) al presente. 

En La Fragilidad del Trabajo 2, tratamos de enfocar el QUÉ PODEMOS HACER, desde un punto de vista amplio y general. Si has leído el post,  con atención concentrada, habrás sacado 5 o 6 ideas clave.



Hoy, en La Fragilidad del Trabajo 3, vamos ya a concretar  QUE MÁS PODEMOS HACER.
Estamos tratando de qué hacer, ahora,   para construir un mañana determinado, es decir, estamos reconociendo de forma explícita, que todos podemos hacer algo, unos más, otros menos, pero todos algo, en la construcción de un futuro deseado.





PLANIFICANDO  EL FUTURO
“La mirada en el cielo y los pies en la tierra”


Para ganar en concreción me voy a referir a cada persona, de una en una. Aquí no valen las generalidades ya que cada uno somos únicos. Me dirijo, pues, a ti individualmente, como persona única e irrepetible.
  
Planificar el futuro requiere, en primer lugar, aplicar uno de los tres principios que están detrás de toda “vida lograda” (diferente de lo que comúnmente llamamos éxito): La Auto conciencia: la capacidad de “darse cuenta” [1]. Para facilitar el incremento de esta Auto conciencia,  aportamos la herramienta de la Figura 1.

 Cada uno debe tener en cuenta  los tres futuros que los humanos tenemos: futuro probable  o muy probable,  futuro menos probable pero posible y, finalmente, futuro imposible. Tú, debes de tener en cuenta los tuyos, diferente de todos los demás, en función de variables tales como las tres edades, salud, aptitudes, expectativas,  etc.

No te olvides que la gran coalición está formada por el pensamiento crítico más  el optimismo funcional, distinto del optimismo de pandereta, tan en boga, que sostiene que todo es posible. Un optimismo funcional diferencia claramente entre riesgo e incertidumbre. El riesgo puede  medirse a través  de las opciones disponibles y de las probabilidades que tienen cada una de las opciones. La incertidumbre no es medible, es todo azar.  




En donde te encuentres ahora mismo,  en función de cual haya sido tu  trayectoria,  y el cómo te sientas, es fruto de las decisiones que has tomado o dejado de tomar en el pasado y, sobre todo, de los hábitos que hayas ido creando a lo largo de tu vida. El pasado que viviste creó en ti unos hábitos determinados que marcan una predisposición a actuar de una manera determinada la cual, a su vez, determina la dirección que tomas.

Los hábitos se pueden crear y, en consecuencia, se pueden eliminar. En otra ocasión desarrollaremos un modelo empírico que he trabajado y practicado largos años.

De momento clarifica tu situación actual con respecto a tus tres futuros.


TUS FUTUROS:


¿Tienes una idea, más a menos elaborada,  de  los acontecimientos que puedes ubicar en cada uno de los tres futuros?

¿Puede que algo que tengas en el futuro imposible, podrías ubicarlo en el futuro menos probable pero posible?

¿Tal vez tienes algo en el futuro muy probable que, si fueras realista,  deberías ubicarlo en el futuro imposible? 

 
A medida que vamos cumpliendo años, edad cronológica, se va incrementando la lista de cosas que pertenecen al  “futuro imposible”. Por eso hay que empezar cuanto antes a meterlas en el apartado de “Futuro posible”.

El optimismo funcional, parte del principio  de que el futuro, en buena parte  se puede crear, no solamente deseándolo, (como sostiene el optimismo de pandereta), sino poniéndose a trabajar para crear el futuro que tú deseas. Nos aporta la herramienta de la Figura 3.

Consiste,  en primer lugar,  mirar hacia atrás y, en segundo lugar, mirar hacia adelante.
Mirando hacia atrás: Sitúate (imaginación) en una edad de 80 años. Mira hacia atrás y responde a las preguntas que aparecen en la figura.
Seguidamente, sitúate en el presente, en el ahora,  mira hacia adelante y márcate el plan de acción correspondiente.


Haz lo que quieras hacer, antes de que se convierta en lo que te gustaría hacer pero ya no puedes hacerlo.
Siempre he tenido mucho interés en las opiniones de personas muy mayores que están en el final de su vida. Conservo toda una colección de páginas de periódico (aún no teníamos internet), de entrevistas realizadas por diversos periodistas a este tipo de personas.  Hablan sin los condicionamientos que tenemos los demás, con sinceridad,  y hablan desde la sabiduría que han acumulado a lo largo de su ciclo vital. Entre otras muchas cosas he descubierto que no suelen arrepentirse de lo que hicieron, pero si suelen arrepentirse de lo que no hicieron.

¿Tal vez echas de menos no haber puesto más en juego tus recursos personales y haberte arriesgado más?

CREANDO   EL FUTURO probable o muy probable.
Decíamos, anteriormente, que sin el pasado, no se puede entender el presente; sin el presente, no se puede construir el futuro; sin el futuro, no encontramos  sentido ni al pasado ni motivación (energía) en el  presente.  Lo que hacemos en el presente determina el futuro. Acciones que hoy llevamos a cabo tienen consecuencias en el futuro. Acciones que hoy  no llevamos a cabo, determinan un futuro diferente. Si algo me gusta”, pero “no me conviene”, posponerlo y llevar a cabo algo que “me conviene” me permite alcanzar un objetivo o meta determinado. Ver, para mejor entenderlo y aplicarlo,  en este mismo blog, la entrada “Decálogo de  AUTOGESTIÓN: Tú conduces tu vida, tú DECIDES”.
Si bien es cierto que creamos el futuro con lo que hacemos o dejamos de hacer en el presente, también lo es,  que el futuro crea el presente. La idea que tú tengas de cómo será tu futuro, te ayuda y motiva a llevar un presente determinado. Durante mucho tiempo, en selección de personal,  se consideró que el mejor predictor de la trayectoria laboral de una persona que se contrataba, era el cómo se imaginaba su futuro laboral. Por ello se exploraba tanto en la entrevista de selección sobre ello.

También es cierto que  tener en cuenta el pasado, conocer la historia, nos ayuda también a la construcción de un presente determinado y, en consecuencia, a un futuro concreto. Saber aquello que funcionó y trajo buenas consecuencias y aquello que se hizo y lo que ocasionó  fue el  desastre y desolación, es el primer paso para tomar conciencia de nuestro presente y de los comportamientos y conductas más adecuados. Las mayores ventajas de conocer el pasado no se sacan repitiéndolo, sino liberándonos del mismo, es decir, ser conscientes de que tu yo actual, tus pensamientos, miedos, deseos, expectativas,  etc.,  fueron modelados por la historia, lo que te impide, en muchos casos,  desprenderte de los mismos e imaginar futuros posibles que  hoy das por imposibles. En un modelo de cambio que veremos más adelante, en otro post, nos daremos cuenta de lo importante que es empezar dicho cambio por cambiar nuestra propia percepción y nuestra forma de pensar, antes de seguir avanzando en el mismo.

En definitiva, se trata de saber sacar ventaja de esa facultad que tiene  Homo sapiens,  que te permite ponerte en el pasado a través de tu memoria, en el presente a través de tu percepción  y en el futuro a través de tu imaginación. Las dos primeras, memoria y percepción las compartimos con otros animales. La tercera, imaginación, por lo que sabemos al día de hoy, parece ser exclusiva de Homo sapiens.

Una de las múltiples preguntas de se hace Yuval Noah Harari, profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén, es la siguiente: 
"¿Qué le ocurrirá al mercado laboral cuando la inteligencia artificial consiga mejores resultados que los humanos en la mayoría de las tareas cognitivas?" [2]

Los algoritmos informáticos  que creará la inteligencia artificial, sin duda ya nos superan hoy en algunas tareas cognitivas. Nos superarán mañana (un mañana próximo),  en la mayoría de ellas, pero, ¿llegarán algún día a tener imaginación?

Los humanos nos movemos en tres realidades: la realidad objetiva, la realidad subjetiva, y la realidad intersubjetiva. En la primera de ella, la objetiva, la inteligencia artificial nos dará lecciones, pero, ¿y en las otras dos? ¿Llegarán a tener conciencia plena de sí mismos  y, en consecuencia,  realidad subjetiva construida por uno mismo de forma individual a través de sus propias percepciones? ¿Llegarán a comunicarse y  compartir entre ellos su propia realidad subjetiva y a generar creencias y sentimientos colectivos ante determinadas cuestiones que son las que construyen la realidad intersubjetiva? Por ejemplo, ¿llegarán a sentir lo que sentimos los humanos ante el símbolo de una bandera? ¿Llegarán a entender que un papel, sin ningún valor objetivo, que pone  50 euros  permite satisfacer toda una seria de necesidades por que los humanos creemos en ello?

Byung-Chul Han, a partir de “El tiempo recobrado” de Proust, nos dice:
“Solo las relaciones de afinidad, amistad o familia hacen que las cosas sean verdaderas. La verdad es lo opuesto de la mera sensación fortuita. Implica un vínculo, una relación y una proximidad. Solo las relaciones intensivas hacen que las cosas sean reales” [3]

Este tipo de preguntas no nos las podríamos hacer los humanos si no tuviéramos imaginación, realidad subjetiva y realidad intersubjetiva. ¿La llegarán a tener los algoritmos futuros? ¿La perderemos los humanos para adaptarse al mundo creado por la inteligencia artificial?

Adaptarse o adaptarlo, he ahí la cuestión. Adaptarse al mundo, la vida las situaciones  o adaptar el mundo, la vida, las situaciones a nosotros.


¿Cómo te imaginas  tu futuro?


Para incrementar tu conciencia, tu “darte cuenta” te aporto la  Herramienta   de la Figura 4.
“En los momentos de crisis, solo la imaginación es más importante que el conocimiento”.
-Albert Einstein-





Referencias Bibliográficas

[1] Video: Decálogo de Autogestión. Cardar para progresar
[2] Noah Harari Yuval.: Homo Deus. Breve historia del mañana. Peguin Random House Grupo Editorial, S.A.U. Barcelona, 2016. p. 299 
 [3],  Byung-Chul Han.: El aroma del tiempo. Pensamiento Herder Editorial, S.L., Barcelona 2015. p. 74