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domingo, 23 de mayo de 2021

LA EDAD DE LA INVISIBILIDAD

 



La edad de la invisibilidad


"El arte de envejecer es el arte de conservar alguna esperanza."

André Maurois 

 



Al redactor del mensaje que aparece  en la imagen, puede que su subconsciente le hubiese traicionado y  conducido a escribir,  literalmente,  lo que pensaba en el fondo,  aunque él mismo no fuese consciente de este pensamiento tan dramático y que solo puede mitigarse apelando al humor. Reaccionar al mismo con una carcajada,  es la mejor terapia que se puede aplicar.

 


El mercado laboral expulsa a los mayores a la vez que se pretende prolongar la edad para poder jubilarse. Salta por los aires el “principio de no  contradicción”: “Nadie puede creer que lo mismo puede, al mismo tiempo,  ser y no ser".

 Ejemplo paradigmático del primer caso lo están dando los  bancos,  que  quieren deshacerse de los mayores de 50 años y proponen un plan que nada tiene que ver con las condiciones que se daban antes, hace algunos años. Pretenden deshacerse de ellos con el menor coste posible para el banco, aunque la vida de los empleados quede llena de incertidumbres y económicamente en el aire.

Ejemplo delirante  de lo segundo, nos lo está dando, todos los días,  el voluble y mudable ministro José Luis Escrivá Belmonte, con sus contradicciones constantes y sus cambios de opiniones,   ejemplo, también,  paradigmático de lo que entendemos como un “veleta”.

Si ante el primer mensaje cabía la carcajada, ante el segundo y tercero, proceden otro tipo de estrategias, ninguna de ellas basada en ni en el humor ni en la pasividad :todas ellas basadas en la proactividad.

La guerra generacional a la que estamos asistiendo,  se olvida de que los jóvenes y los mayores no tienen las mismas competencias y habilidades, y que si se combinan ambos,  los jóvenes y los mayores pueden complementarse en lugar de eliminarse.

"Como los antiguos exploradores ahora nos abrimos paso a ciegas hacia el territorio desconocido del verano marcado por una línea azul en el horizonte. En la taberna del holandés se dice que cuando lleguemos allí todo será como antes. De noche la brisa traerá risas y canciones de los felices tiempos del pasado, se encenderán hogueras en la playa y todo el paraíso olerá a sardinas asadas. Si eres joven conocerás el amor sobre la arena dorada; si eres viejo verás pasar la vida por encima del sombrero de paja. Pero, tal vez, esa línea azul del verano solo sea un espejismo, porque en medio de la fiesta oirás el clamor de un llanto inagotable que traen las olas desde el fondo del mar hasta la orilla."Manuel Vicent: https://elpais.com/opinion/2021-05-23/exploradores.html


Y sin olvidarse, según nos dice Pascal Bruckner,  que 

“la vida es una incertidumbre que perdura y que, mientras dure, nos garantiza que estamos vivos”



 






viernes, 14 de junio de 2019

DECÁLOGO DE AUTOGESTIÓN 2: PROGRESAR






CARDAR  para   PROGRESAR



Ver Video:



Conceptos previos:


1.      Auto: prefijo que permite nombrar a aquello que es propio o que funciona por uno mismo.

2.      Autodesarrollo: compromiso de una persona para pensar y decidir por sí misma y adquirir  nuevas habilidades, competencias y hábitos.

3.      Autogestión: capacidad de  una persona para realizar acciones de manera individual y sin la necesidad de recibir atención por parte de otras personas. Gestión de la propia vida.

Autodesarrollo tiene que ver con el Desarrollo Personal y Profesional. Es un estilo de vida caracterizado por una actitud proactiva, que lleva a la persona a poner en práctica, en el día a día, todo un conjunto de pensamientos, emociones y acciones que le permiten desarrollar su potencial.




Parte de las siguientes premisas


  •  El desarrollo no existe. Existe el AUTO desarrollo. Sólo te puedes desarrollar si tú quieres, si estás por la labor.
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  •  Antes, cuando buscabas un "trabajo seguro" era tu empresa y tu jefe quienes se   preocupaban            y   planificaban tu desarrollo.
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  • Ahora, que lo que buscas es una "continuidad de ingresos", eres tú quien debes cuidar  tu empleabilidad.
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  •  Desde un  punto de v.ista global, se orienta a   buscar una  educación y formación integral, y desde un contexto laboral  se trata de  adquirir y perfeccionar las competencias que el mercado laboral demanda en cada momento       
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Tu empleabilidad,   que te va a garantizar la continuidad de ingresos, pasa por tu AUTO desarrollo.




Se caracteriza por lo siguiente:


1.      Es la propia persona (y no su empresa, ni su jefe ni ninguna otra figura) la responsable de su desarrollo. Este es algo tan importante para la persona que no lo  deja en manos de nadie.

2.      Parte de la premisa de que  el ser humano no es un “ser inmutable”, sino todo lo contrario: de que se está haciendo permanentemente cada día, desde que nace hasta que muere.

3.      Asume que cada uno puede dirigir, en buena parte, esa construcción de forma que no sea totalmente aleatoria fruto del azar y de las circunstancias. Podemos dirigir la construcción de nosotros mismos, en función de nuestras propias elecciones.

4.      Tiene  una visión positiva (no conformista ni ingenua, sino positiva) de la realidad, distinguiendo claramente entre optimismo “de pandereta” y optimismo funcional.

5.      Trabaja con una perspectiva a largo plazo, funciona con «luces largas».


Supone invertir en uno mismo y no renunciar nunca a la capacidad que cada uno tenemos de dirigir nuestra propia vida.





Nos da como resultado final un crecimiento y potencición de los recursos personales







jueves, 7 de junio de 2018

EL VALOR DE LA PALABRA




EL VALOR DE LA PALABRA

“¡La confianza es buena; el control mejor!"


Nos hemos acostumbrado a que los políticos, en general,  nos den gato por liebre. Hemos tolerado,  e incluso  justificado,  que los políticos, en general, representen un “papel” que luego, a la larga (algunos a la corta), no son capaces de mantener.

Cuando digo “los políticos, en general”, doy por supuesto que no “todos son iguales” y que, como en todas las profesiones,  hay una amplia gama de perfiles.

Los actores representan un papel, ya sea en el teatro o en las películas,  y todos somos conscientes de que es algo que tan sólo  interpretan, que no es verdad. Puede llegar a fascinarnos la película o la obra de teatro pero,  una vez que termina,  nos queda muy claro que tan sólo se trataba  de algo que se representaba.


Parece elemental que deberíamos exigirles a nuestros políticos,  primero,  que crean en lo que dicen;  segundo, que actúen en                          consecuencia.


 ¿Es tal vez exigirles demasiado?

Claro que posiblemente, antes de exigirles a los políticos  que no utilicen la máscara,  que no fabriquen un falso yo para actuar, tal vez tendríamos que empezar por nosotros mismos y auto exigirnos,  cada uno así mismo,  que bajo ningún concepto nos dejaremos engañar.

¿Es tal vez exigirnos demasiado?


Toda transformación  empieza con un cambio de mentalidad

No podemos cambiar a los demás pero sí podemos cambiarnos a nosotros mismo.  
¿Qué pasaría si empezamos por tener en cuenta aquello de León Tolstoi:
“Todos piensan en cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo”,  y nos ponemos manos a la obra.
A mi juicio, uno de las cosas urgentes en las que deberíamos poner el foco,   sería en el papel que esta sociedad nos hace representar como ciudadanos y cambiarlo radicalmente.



Vivimos en una sociedad etiquetada, en la que se fomenta una tipología de ¿ciudadanos? más parecidos a ovejas mudas y ciegas que a otra cosa, en la que abundan robots humanos programados por múltiples fuentes pero, todas coincidentes en el mismo objetivo:  en que no pensemos  por cuenta propia, sino lo que nos dicen que pensemos.  En una sociedad en la que se impone lo convencional que nos lleva a  establecer con los demás unas relaciones basadas en la hipocresía. Una sociedad en la que se impone  lo igual, lo clónico y la consiguiente expulsión del diferente.






¿Somos conscientes de la etiqueta bajo la que vivimos?
¿Cuántas veces al día nos hacemos el ciego,  ignorando acontecimientos que deberían impulsar nuestra acción?
¿Con qué frecuencia  reímos la gracia o asentimos ante alguien que manifiesta una opinión con la que discrepamos en el fondo y en la forma?
¿Qué causas nos impiden discrepar asertivamente?
¿Dónde se  creó y programó  el algoritmo que marca nuestras pautas de actuación?


Darse cuenta



En la medida en que incrementemos nuestra conciencia,  entendida  como los conocimientos que un ser tiene de sí mismo, de los demás y de su entorno,  y que le permiten “darse cuenta” de lo que ocurre en su interior, de lo que le ocurre a los demás y de lo que sucede en el medio en el que se desenvuelve, estaremos incrementando también nuestra autogestión y proactividad.

 La proactividad, desde el punto de vista práctico,   nos permite dar respuestas elegidas por nosotros mismos a los estímulos que nos presentan,  y no respuestas reactivas promovidas por el estímulo o por convencionalismos más inconscientes,  que marcan lo políticamente correcto fomentando unas relaciones superficiales y puramente instrumentales. 


La proactividad nos permite fomentar el “arte de ser uno mismo”, y comportarnos en todo momento de acuerdo a                  decisiones propias tomadas previamente.



La autogestión consiste en  gestionar la propia  vida, y pasa por el gobierno de uno mismo, por practicar,  con todas las consecuencias,  un lema que llevo años y años repitiendo en diversos y variados foros: “tu conduces tu vida, tú decides”. Para el gobierno de uno mismo hemos propuesto, en varios artículos de este mismo blog,  una gran coalición entre lo intelectual y lo emocional, entre el pensar y el sentir, entre el pensamiento  crítico y el optimismo funcional.

Poner el foco en lo que acabamos de reseñar, acelera el cambio de mentalidad de las personas, el cual fue la causa determinante de cualquier transformación social a lo largo de la historia.
 Un cambio de mentalidad que estamos viviendo actualmente y que referido a los políticos podíamos sintetizarlo así:



Principios y valores declarados, determinarán los comportamientos practicados. Cuando no sea así, entrará en funcionamiento ese eslogan que fue  tan mencionado: “El que la hace la paga”.



Entendiendo por “el que la hace”, ya no solamente el que roba o se corrompe a través de las múltiples formas que existen, sino también, el que promete una cosa y luego hace la contraria, el que nos “vende” un programa y luego, una vez en el gobierno se olvida del mismo. El que pretende darnos gato por liebre.

Este cambio de mentalidad  hará que sea imposible que los corruptos,  cuando toman la decisión basada en el coste-beneficio con miras a  lograr su enriquecimiento personal, esta no le salga a cuenta, como hasta ahora, de tal forma que después de ir unos cuantos años a la cárcel le quedan por delante largos años para vivir a cuerpo de rey.

El cambio de mentalidad tiene que llevar a crear un entorno en el que si alguien cae en la corrupción, primero devuelva lo robado, segundo cumpla los años de cárcel que le correspondan y, después que “haga la calle”.

En cuanto a los que prometen y luego no cumplen,  hay que recordarles que la ontología del lenguaje sostiene que el lenguaje humano no sólo describe la realidad de forma pasiva: también genera realidad de forma activa. El lenguaje es acción y crea realidades de forma continua.

Todo lo que hablamos da como resultado “productos lingüísticos”, los cuales los podemos clasificar, según Rafael Echeverría,  así:

Afirmaciones, declaraciones, PROMESAS, ofertas y peticiones.
Cuando hacemos una afirmación,  nos comprometemos a la veracidad de lo que afirmamos.
Cuando hacemos una declaración, nos comprometemos a la validez y a lo adecuado de lo declarado


Cuando hacemos una promesa, una petición o una oferta, nos comprometemos a la sinceridad de la promesa enunciada. Cuando nos comprometemos a cumplir una promesa nos comprometemos, también, a tener la competencia para cumplir con las condiciones de satisfacción estipuladas.

Referido a nosotros mismos, ese cambio de mentalidad, nos llevará a dejar atrás la famosa resignación tan predicada. A entender que resignarse es una aceptación sin acción previa, con lo cual aceptar y resignarse ante un hecho que nos daña,  lo único que genera es un mayor sufrimiento. Un ejemplo  paradigmático de este cambio de mentalidad es el de  los pensionistas actuales, sus luchas y sus logros, los cuales les abalan para poder decir de sí mismos: hemos cambiado el mundo, cambiemos ahora nosotros.

Termino este artículo  con el  lema  con el que lo empiezo. Se atribuye  a Lenin, sacándolo tal vez un poco o incluso un mucho  de contexto, para aplicarlo aquí,  sin el sentido cínico en el que es probable que se aplicara el original. Lo utilizo  aquí para decir que no debemos caer, ni siquiera los que militan en algún partido político,  en una “confianza ciega” en los políticos. Tenemos que lograr que vivan desde la verdad y no desde la mentira, de tal forma que sus votantes sepan lo que pueden esperar de ellos, y no permitan que los políticos, en general, caigan  en aquello de
  “ Dar gato por liebre”.








viernes, 3 de marzo de 2017

CONSTRUYÉNDOTE 1: OPTIMISMO FUNCIONAL



 
Construyéndote (1):

Aplicación  práctica del OPTIMISMO FUNCIONAL

 Ver Video:

Decálogo de Autogestión. La práctica consciente te lleva a ser competente

Si el enlace anterior no funciona, se puede ver en el siguiente:

https://www.facebook.com/watch/?v=418444215550406

ConociéndoTE


Podemos sostener que, en general, todos tenemos los recursos necesarios para alcanzar aquello que nos proponemos, siempre que lo hagamos bajo el prisma de “la mirada en el cielo y los pies en la tierra”, es decir, siendo realistas, enfocándose en un optimismo funcional y escapando del optimismo de 'pandereta'.  Unos consiguen sus metas y se sientes satisfechos; otros,  no las consiguen y se sientes en permanente frustración. Hay, también,  quién ni tiene metas, ni propósitos ni objetivos,  y navegan por la vida  en constante confusión y desorientación.

Parte de la explicación puede estar  en lo siguiente:

1. Hay personas que no son conscientes de los recursos que tienen.
2. Hay otras personas que sí son conscientes de los recursos que tienen, pero, no saben cómo utilizarlos de forma efectiva.
3. Hay, también, personas que tienen los recursos, saben cómo utilizarlos, pero no quieren utilizarlos.
4. Otras personas  son conscientes de los recursos que tienen, saben cómo utilizarlos, quieren utilizarlos, pero,  no los utilizan   y  no están satisfechos con lo que obtienen.
5. Finalmente, hay personas que son conscientes de los recursos que tienen, saben cómo utilizarlos, quieren utilizarlos, los utilizan  y están satisfechos con lo que obtienen.

¿En qué grupo te ubicas tú?

 Yo soy yo y mis circunstancias”. Esta frase, tan repetida y que todos escuchamos alguna o muchas veces, pone el énfasis en las circunstancias, en la resignación, en la reacción, en la falta de control que tenemos sobre lo que nos sucede, en que cada uno somos como somos, en que tenemos la situación que tenemos  y en que hay muy poco que hacer, salvo el conformarse.  Detrás de ella están otras que también todos escuchamos, o incluso dijimos,  tales como “Yo soy así”, “Yo nací así”, “no hay nada que hacer”, “las cosas son como son”, “todos tenemos un destino predeterminado”, “hay que resignarse” etc.

¿Eres de los que utilizan, de forma habitual,  frases de este tipo?

En mi infancia,  los  “ilustrados” de la época   lo repetían muchas veces: “yo soy yo y mis circunstancias”. Nos lo decían para que no intentáramos  modificar o cambiar las  circunstancias y nos conformáramos con lo que éramos y teníamos. No sé si era ignorancia o mala fe, más bien creo que lo primero. Es probable que estuvieran  convencidos de que era lo mejor para todos.

¿Conocerían la frase completa de Ortega y Gasset? : “yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo”. En el supuesto de que la conocieran completa, ¿alcanzarían a ver su significado? ¿Entenderían que hay que abordar la vida desde la proactividad y no desde la reactividad? En el supuesto de que la conocieran completa y comprendieran su significado, ¿les parecería un mensaje revolucionario y pervertidor del orden establecido el intentar cambiar las circunstancias?

Hoy sigue habiendo  “ilustrados analfabetos” (valga el  oxímoron)  que mandan  mensajes similares, unos de forma explícita (Investigado el eurodiputado polaco que dijo que las mujeres son "más débiles, más pequeñas y menos inteligentes") y otros en forma subliminal.

Será por ello que está a la orden del día el victimismo. Encontraremos a un montón de gente culpando de sus males a las más diversas fuentes,  sin darse cuenta que como adultos responsables,   hacen acciones que tienen consecuencias. Si no le gustan las consecuencias,  cambiar las acciones es más práctico que buscar culpables. Hoy más que nunca es necesario dejar de  lamentarse y pasar a ocuparse, es hora de trabajar en las soluciones.  No convertirse en “protagonistas paralizantes” poniendo nuestra atención en el miedo, la preocupación  y en lo incierto, sino convertirse en protagonistas activos  dotándonos de iniciativa y autonomía, vencer al miedo,  teniendo la valentía de decir lo que pensamos y aportando soluciones a las dificultades  con las que nos vayamos encontrando.

¿Qué rol adoptas en la vida: el de víctima o el de protagonista?


ConstruyéndoTE


A todos nos suena aquello de “Conócete a ti mismo”, como una frase, o mejor, un precepto, que se leía en el frontispicio del Templo de Apolo. En aquellos tiempos  aún no había ciencia. Surgía la filosofía  tratando de desterrar los mitos como forma de explicar la realidad. Si Sócrates viviese hoy, es probable que no eligiera   el precepto del Templo de Apolo como guía moral y lema de vida, como camino a seguir para alcanzar la propia madurez. Lo cambiaría por otro de podría decir: “Constrúyete a ti mismo”.  Por aquel entonces, no conocían lo que hoy sabemos, gracias a la ciencia, del cerebro humano: que cambia constantemente, que su bioquímica, su anatomía y fisiología, cambia día a día en función de sus interacciones con el entorno, con el medio ambiente en el que se desenvuelve.

A esto hoy la ciencia le llama “Plasticidad del Sistema Nervioso Central” y  supone que todo conocimiento, información, percepción sensorial que entra en el cerebro, opera en alguna medida, cambiándolo. Si  vais a un curso, no sois los mismos el primer día de curso que el último. De aquí que los cursos ¡siempre valen para algo! Por eso la formación no puede pensarse exclusivamente al servicio de las necesidades y requerimientos del sistema productivo. También, debe satisfacer necesidades de carácter cultural, social, ético y sobre todo de desarrollo personal, que no responden de manera única a las necesidades de los sistemas productivos, que también, sino  a necesidades humanas más amplias.

Todos entendemos que no nacemos totalmente hechos, que nos vamos haciendo, poco a poco,  a lo largo de la vida. Lo que no todos entendemos es el cómo nos vamos haciendo, ni tampoco, en qué medida depende de nosotros y en qué medida es fruto de la pura aleatoriedad.
Somos y nos hacemos con nuestras elecciones.  En nuestro estar en el mundo vamos obteniendo cosas del mismo y a su vez vamos perdiendo otras. Lo que incorporemos y lo que dejemos a lo largo del camino,  constituyen un balance indicativo de cómo nos van  a ir las cosas en nuestro trascurso vital.

Así,  tanto si nos referimos al ámbito laboral como al personal,   todos somos conscientes de que este exige de nosotros estar incorporando constantemente nuevas formas de hacer las cosas, nuevos conceptos y conocimientos, nuevos hábitos y formas de funcionar.  También, nos exige,  dejar en el camino anticuados esquemas mentales, hábitos que ya no son funcionales, viejas costumbres muy arraigadas y  manías que ya no nos dan satisfacción sino muchas molestias el mantenerlas. Esto,  algunos,  lo ven como un problema, mientras que otros lo ven como una oportunidad.




















Por un lado están los que se apoyan en el determinismo genético,  mal entendido,  que  lleva a muchos a afirmar que son los genes los que mandan. No  tenemos nada que hacer.  Desde aquí vamos a partir de la premisa de que la “tómbola genética" que nos otorgó aleatoriamente un ADN formado en igual medida por nuestro padre y nuestra madre, la mitad de cada uno, tiene menos influencia  que la que nos otorgan los hábitos que hemos o no hemos incorporado  a nuestra vida. Digo lo de “tómbola genética” por qué no hemos tenido la ocasión de elegir ni a nuestro padre ni a nuestra madre. Los genes nos son dados,  pero,  los hábitos nos los damos nosotros a nosotros mismos.

Otros sostienen que la educación recibida en la primera infancia marca el resto del camino que nos queda por recorrer toda nuestra vida. Seguimos así en la misma, no tenemos nada que decir ni nada que hacer.

La ciencia nos dice que “somos fruto de la interacción genes más ambiente”. Las personas nos conformamos a partir de lo dado (genes) y de lo adquirido (ambiente). El dilema científico sobre ambiente frente a la herencia, de la  naturaleza frente al entorno,  es decir, tratar de dilucidar cuál es más importante en la construcción de uno mismo, si el ambiente o entorno (educación, cultura, familia, y todo aquellos elementos externos que puedan influir en nuestra naturaleza o herencia), viene de muy lejos [1]

Para tener una referencia de cómo está la cosa actualmente, podemos concluir así: En un 80 % de las personas, un 25 % son genes, un 25% es educación temprana (padres, maestros, etc.), y un 50 % es espacio para construirse, grado de libertad en el que cada uno puede decidir.
Al  20% de personas restantes, les ocurre que su educación temprana y/o sus genes le comen parcelas de su grado de libertad.

El título nos sugiere que  podemos construirnos a nosotros mismos siguiendo unas pautas previamente definidas y planificadas. ¿En cuanta medida? Como el sentido común nos señala, es difícil cuantificarla, pero, como el mismo sentido común nos sugiere, sin duda,  en  mucha medida. ¿Un 50%? [2]   

Lo cierto es que sí tenemos mucho de que ocuparnos. Entre ese mucho, y como prioritario,  está en hacernos a nosotros mismos. Esto pasa, en primer lugar, por creer en ti. Tener un rasgo de personalidad llamado “Locus de control interno”, es decir, estar convencido de que lo que obtienes en la vida, el cómo te va, depende de características personales tuyas (inteligencia, competencias, habilidades, esfuerzo, dedicación,  etc.).  En definitiva, tener la sensación de que controlas tu vida. Los de “Locus de control externo” creen que lo que obtienen y el cómo les va, depende de la suerte, los dioses, el mal de ojo, el jefe, del vecino,  etc. Y es por eso que no tienen metas, no se esfuerzan ni planifican su vida, puesto que nada de ella depende de ellos, sino de factores externos.
















¿En dónde te ubicas?

La construcción de uno mismo se concretiza en  la mejora continua personal,  que tiene lugar,  cuando la persona cree en sí misma. Todo proyecto, objetivo o meta necesita tener cierto sentido de certidumbre. Está relacionado con la auto eficacia: las probabilidades subjetivas con las que calculamos las posibilidades de éxito en una tarea o proyecto antes de emprenderlo. Si estas son bajas, si nos falta el sentido de certidumbre, no tendremos la energía suficiente para llegar. Si las probabilidades son altas, si crece nuestro sentido de certidumbre, utilizaremos todos nuestros recursos, a veces, de manera insospechada. Por eso el primer paso es creer. [3]

Cambiamos, a lo largo de nuestra vida,  de forma de pensar y de sentir, cambiamos de personalidad, de motivaciones, de preferencias… Tu yo de hoy es diferente de tu yo de hace 20 años. Las percepciones que recibes ahora mismo, filtradas por tus percepciones anteriores, te van actualizando cada minuto, cada día. Los conocimientos sociales, éticos, profesionales, emocionales, a los que nos exponemos nos cambian, en mayor o menor medida, pero, siempre en alguna medida.

¿Cómo puedes tú dirigir este cambio no dejándolo totalmente al azar y a las circunstancias? Pasando del  “yo soy yo y mis circunstancias” al “yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo”.  Seleccionando la información que procesas, exponiéndote a un ambiente moral, social, intelectual que te enriquezca, mejorando tu  nicho ecológico. En uno de los múltiples cursos a los que asistí en mi vida, nos contaron que un  pez (carpa japonesa) llamado Koi,  cuando se cría en peceras, alcanza apenas unos centímetros de longitud; cuando se crían en lagos, llegan casi al metro; finalmente, aquellos criados en el mar superan el metro de crecimiento.
El pez no puede cambiar sus circunstancias. Nosotros no sólo podemos sino que,  además, debemos cambiarlas.

¿A qué y a quién prestas tu atención (llave de entrada a tu cerebro)? [4]


DisfrutándoTE


Intentar hacer de nuestra vida el mejor de los proyectos posibles es lo propio de personas  inteligente. No conformarnos en cómo somos en un momento dado y luchar por mejorar,  buscando acercarnos, cada vez más, a lo que podemos llegar a ser, es una exigencia de todo ser humano. Nunca es tarde para ser quién podrías haber sido.
No dejarse apabullar por las circunstancias, teniendo presente que también estas son modificables, y que "si no salvas tus circunstancias, tampoco te salvas tú".
 Entender que la felicidad consiste en estar satisfecho con uno mismo,  lo cual logramos cuando constatamos que hay una correlación positiva, entre lo que has deseado y lo que has conseguido. [5]  



Entender que el BIS 

(Bienestar Individual Subjetivo) 

consiste en estar satisfecho con uno mismo,

lo cual logramos cuando constatamos que

hay una correlación positiva, entre lo que has

 deseado y lo que has conseguido. [5]  


BIBLIOGRAFÍA

[1] RIDLEY Matt. Qué nos hace humanos. Taurus, Madrid 2004
[2] Ibíd.
[3] Decálogo de Autogestión: Cardar para progresar.
 [4]Decálogo de Autogestión: Cardar para saber mirar.
 [5] Decálogo de Autogestión. La práctica consciente te lleva a ser competente